Muchos valencianos tenemos sentimientos encontrados desde que antes de ayer por la tarde se anunciara el cierre definitivo de RTVV. Tras todos estos años sufriendo una televisión manipulada y partidista el espíritu de venganza nos invade. Mucha ha sido la mierda que hemos tenido que tragar con Canal 9: los opulentos contratos de la visita del papa, las vinculaciones con la trama Gürtel, los trapicheos millonarios con equipos de fútbol, los abusos sexuales a empleadas por parte de Vicente Sanz (“dame una chupaeta” [sic]) -para posteriormente ascender a la directora que encubrió los abusos, Lola Jonshon, a consellera de Cultura, recordémoslo-, la manipulación informativa del accidente de metro, los enchufes, los informativos infumables… tanta y tanta repugnante bazofia que, repito, algo de resarcimiento percibimos con el hundimiento de esa televisión cómplice del régimen podrido que sufrimos en Valencia.
Hasta ayer, día en que de forma asamblearia tomaron el control de las emisiones los trabajadores. Por fin pudimos disfrutar de información de calidad, libre, transparente y sin manipulación. El resultado fue inmediato: por la tarde TRIPLICARON la audiencia, por la noche consiguieron un 13% de share en prime time con un debate político (el primero en 20 años totalmente plural) y miles de mensajes inundaron las redes sociales apoyando esta programación, diciendo que así sí, que por fin!… Aunque por desgracia tarde.
No podemos echarle la culpa a los trabajadores ahora diciendo que deberían haberse rebelado antes. Hay que ser realista y situar las cosas en su contexto. Todos somos trabajadores (intuyo que este blog no lo debe seguir Letizia) y todos sabemos lo que es acatar órdenes que no te gustan. Con hijos, hipoteca y letras que pagar a fin de mes el ideal de plantarse ante el jefe (siempre que las órdenes estén dentro de la legalidad y el oficio) mejor dejarlo para las películas. Por otra parte, hay que tener en cuenta que la mayoría de esos trabajadores nunca se vieron sometidos a la disyuntiva de hacer algo contrario a sus ideas (operarios, técnicos, personal de limpieza, etc.). Simplemente hacían su trabajo en RTVV como podrían haberlo realizado en la sede del Partido Comunista. En resumen, nos equivocamos de enemigo. No desviemos las culpas. La responsabilidad es única y exclusiva del Partido Popular, que ha gobernado y arruinado la CV en los últimos 18 años, y última del actual presidente, no electo en las urnas, que ha decidido quitarnos algo nuestro, de todos, sin ninguna autoridad moral ni legal. Conciencia de clase es lo que nos hace falta. 1700 trabajadores se quedan en la calle y otros muchos puestos de trabajo indirectos se verán afectados. Solidaridad con ellos.
“El odio es la venganza del cobarde” - Bernard Shaw.