martes, 31 de agosto de 2021

Sex data

 

Me cuenta una amiga que recientemente ha adquirido la costumbre de puntuar todos sus polvos y anotarlos en un cuaderno: fecha, amante y nota de 0 a 10. Lleva varios meses haciéndolo y, de vez en cuando, repasa sus calificaciones con la premisa siempre de no alterarlas. El objetivo de esto es tener un control de la frecuencia y, sobre todo, conservar datos fiables e inmediatos sobre los que la frágil y caprichosa memoria aún no ha actuado. Yo hago lo mismo desde hace años, si se puede comparar, con las películas que veo. Muchas veces he vuelto a ver una peli y me he sorprendido de mi racanería o mi generosidad a la hora de valorarla en el pasado. También me ha servido para evitar repetir alguna mal puntuada. Supongo que a largo plazo el sistema de mi amiga también le puede servir para lo mismo.

Con reseñas suficientes tendrá una base de datos de amantes bastante fiable. Es más, sería buena idea que hiciéramos todos lo mismo y compartiéramos la información, en plan Tripadvisor de restaurantes, pero con orgasmos -o ausencia de-. Claro que a nadie le gustaría verse en esa especie de red social sexual colaborativa con una mala puntuación. Sería muy doloroso, por muy en alta estima que se tenga uno, descubrir que aquella noche en la que a ti te pareció que merecías salir a hombros de la habitación la otra persona estaba deseando sacarte a patadas.

Otro debate es si debería incluirse en este big data la puntuación de las masturbaciones. La base de datos de onanismo ocuparía varios Teras en muchos casos, pero podría ser útil para cruzarla con la de coitos. Quién sabe, a lo mejor nos llevaríamos la sorpresa de que el amante mejor valorado se llama Satisfyer y que estamos un poco más cerca de la extinción.