jueves, 29 de junio de 2017

CETA


Viñeta de El Jueves sobre el CETA
http://www.eljueves.es/temazo/que-nos-cuelen-con-ttip-canadiense-2_778/3





A mí me parece irresponsable ponerse en contra de un acuerdo ejemplar. Si no llegamos a un acuerdo con Canadá, ¿con quién vamos a hacer acuerdos de libre comercio?”. Así justificaba la semana pasada Albert Rivera su apoyo al CETA en el Congreso, como respuesta a un PSOE que en un arranque izquierdoso anunció que votaría en contra, aunque poco después cambiaría de opinión –¿el PSOE cambiando de criterio? Inaudito- para decir que solo se abstendría. Detengámonos por un momento en la argumentación expuesta: el acuerdo es positivo simple y llanamente porque se firma con Canadá, que viene a ser un país como EEUU, pero molón. En Canadá son progres, ricos, liberales, modernos y además no se matan a tiros como sus vecinos. ¿Por qué iba a ser malo firmar un acuerdo con ellos?. No hace falta leer la letra pequeña, ni la grande, ni explicarla. Que el CETA pueda ser lesivo para los intereses españoles nos la pela. Que pueda someter la soberanía nacional a tribunales de arbitraje PRI-VA-DOS, también. Canadá es guay, joder. Firmemos.

Unidos Podemos se opone a la firma del tratado y además propone una solución de ese tan manido sentido común del que presume el extremo centro: someter la legalidad del texto al escrutinio del TC español. ¿Quién mejor para dirimir la constitucionalidad de este tratado? Pero no. La sacrosanta Constitución parece que no es tan sagrada ni tan santa como nos la venden. Al menos cuando pone en riesgo los intereses de los oligopolios que realmente nos gobiernan.

Otro gran argumento a favor del CETA es que Le Pen votó en contra. Como Le Pen es el mal -> todo lo que haga Le Pen, ídem (esperemos que a Le Pen no le guste la cerveza y el jamón, o estamos jodidos). Falacia ad hominem de primero de Lógica, pero efectiva sin prensa crítica y con un electorado próximo al hooliganismo. Además se pasa por alto mencionar que también votaron en contra los socialistas franceses, belgas, polacos y toda la izquierda europarlamentaria. Pecata minuta.

Como mínimo deberíamos exigir que nos trataran como personas con cierto nivel de inteligencia y criterio, evitando ridículos infantilismos, falacias y demagogias de barra de bar. Pero qué podemos esperar de un parlamento presidido por el muy español y mucho español Mariano Rajoy.

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