lunes, 29 de octubre de 2012

Zelig Rubalcaba

A Woody Allen le debemos, entre otras muchas, la genial película “Zelig”. Para quien no la haya visto, narra la historia (en forma de mockumentary) del hombre camaleón que se transforma tanto física como psicológicamente en las personas que le rodean para ser aceptado. Todo empieza un día en el que en una charla informal miente al afirmar que había leído Moby Dick para quedar bien. A partir de ahí se convierte en una celebridad, pues su capacidad para mimetizarse con su entorno es milagrosa. Se junta con cirujanos y se convierte en cirujano, se junta con judíos ortodoxos y lo mismo (estas escenas son buenísimas :__)). Pues bien, cada vez que escucho a Rubalcaba me viene a la mente este personaje. El día que está con Rajoy le apoya en la mayoría de sus políticas suicidas, en su apasionado empeño de hacer una “oposición responsable”. Y el día que le entrevistan en algún medio progresista le da por hablar de dación en pago, federalismo, que la Iglesia pague IBI y otras locuras soviéticas varias (nótese la ironía en lo de locuras). Lo peor es que su obcecación camaleónica está haciendo caer en picado a un PSOE que sí necesita una identidad clara, o al menos sus potenciales votantes. Desde las bases se ha pedido a gritos un giro rotundo a la izquierda, además de una renovación notoria de la cúpula que desvincule al actual partido de esta dinámica negativa (por no llamarla inmolación a lo bonzo). Ajeno a todo esto el dirigente socialista se aferra(z) al cargo y argumenta que le eligieron por mayoría hace tan sólo ocho meses. “Tan sólo”. Alguien al que todo este tiempo le parece poco en el mundo de la política actual está sin duda viviendo otra realidad.

No soy votante socialista, pero sinceramente me duele ver a un PSOE tan debilitado. Y aún me duele más ver cómo se regodean los fachas de esta hecatombe política. A ellos todo esto de cuestionar su voto les suena muy marciano. Les da igual votar a un corrupto que a un pusilánime. Recordemos que la gente de derechas no vota, ficha (véase Galicia). Ellos acuden fielmente a las urnas a por la victoria, luego ya se verá.

Para cerrar, rescato la frase final de Zelig, apta tanto para el PSOE como para Rubalcaba:
“Tan solo quería ser querido, por eso se deformó totalmente... uno no deja de preguntarse qué hubiera pasado si, desde el principio, hubiese tenido el valor de decir lo que pensaba y no aparentar”.

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