jueves, 31 de mayo de 2012

Los siete samuráis


Hace poco @iescolar escribió un artículo sobre “Los siete magníficos” de Bankia, en clara alusión al famoso western, contándonos a grandes rasgos los currículums de los siete buenos samaritanos que dirigían las cajas fusionadas en la ahora hundida Bankia

Casualmente la primera vez que vi esa foto yo también la relacioné con una película. Pero pensé precisamente en su antecesora -y en la cual está basada- “Los siete samuráis” (de Kurosawa, que por cierto también recomiendo).

Al fin y al cabo los samuráis, a pesar de que el cine, la literatura y la distancia hayan ennoblecido al personaje, se trataban ocasionalmente de sicarios. Sobre todo en épocas de paz, muchos se ganaban la vida matando a otros por dinero. Y dadas las circunstancias creo que el símil se ajusta más al caso.

Pero hay algo que hace que no me encaje del todo la metáfora. En Japón todos sabemos el valor que se le da al honor y al éxito y por contrapartida cómo se estigmatiza el fracaso. Famosa es la práctica del harakari entre los guerreros, que preferían rajarse el vientre antes que caer en deshonra. Muy al contrario sucede con nuestros samuráis ejecutivos, que abandonan el barco mientras se hunde cual ratas, bien finiquitados, con pensión vitalicia y enchufe garantizado. De su honor simplemente se ríen. 

Y del nuestro.



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