martes, 17 de abril de 2012

Que coman pasteles

Escena de la película Maria Antonieta

El elefante que aparece detrás de Juan Carlos de Borbón en la famosa foto de Botswana resulta ser la metáfora perfecta de la monarquía española actual: un gigante muerto dentro de una escena de otra época, de un tiempo pasado que jamás ha de volver. A modo de “El Gatopardo” de Visconti el Rey se resiste a enfrentarse a una realidad que inevitablemente va a acabar con su anacrónico modo de vida. Y al igual que en la película, sus cortesanos y vasallos -léase mayoría de prensa y políticos- le siguen la corriente reviviendo costumbres y folclores como si la hecatombe no fuera con ellos. Unos a cazar y otros a evitar hacer preguntas.

A Maria Antonieta, esposa de Luis XVI, se le atribuye -erróneamente- haber dicho la famosa frase “que coman pasteles” cuando le informaron por enésima vez de que su pueblo se moría de hambre. Hoy perfectamente Juan Carlos de Borbón, en su evidente estado de alienación, podría espetar un “que se vayan de caza” como solución a la crisis. Parece ser que la frase nunca salió de la boca de Maria Antonieta, pero sí es cierto que sus despilfarros y escándalos, junto a los de Luis el Último (como le conocerían los revolucionarios) fueron los que provocaron, por encima incluso del hambre y la miseria de su pueblo, que perdieran literalmente la cabeza.

Es obvio que lo ocurrido en Botswana es más que suficiente para que el Rey dimita -abdique en jerga Real-. No voy a entrar ni siquiera en dar argumentos porque se cae por su propio peso, nunca mejor dicho. Pero su dimisión tampoco nos vale porque el problema no es él, sino el sistema obsoleto y crónicamente enfermo que es la monarquía.

La historia de Francia debería servir de ejemplo, sobre todo a sus tatara-sobrinos Borbones. Pero me temo que en España no gozamos de tanta iniciativa. Aquí se sufrió durante 40 años a un dictador fascista asesino y finalmente murió de viejo en su cama.

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