miércoles, 18 de enero de 2012

Buenos y malos

-    Y ¿quién ganó la guerra (civil)? ¿los buenos o los malos?
-    Los buenos hijo

Recuerdo perfectamente esta conversación con mi padre siendo yo muy pequeño. Ilustra claramente tres cosas: 1. Yo todavía dividía el mundo en buenos y malos. Aún tardaría en descubrir la amplia gama de grises en la que nos movemos la mayoría de las personas 2.Mi ignorancia histórica. Las guerras siempre las ganan los buenos, que son los que las cuentan. 3. La tendencia política de mi padre.

Para explicar su ideología debo matizar. Mi padre vivió la Guerra Civil, que fue especialmente larga y cruenta aquí en Valencia, última capital en caer. Sufrió el hambre y la pobreza. Quedó huérfano de padre a los 7 años. Mi abuela tuvo 12 hijos, de los cuales sólo 6 superaron la infancia y únicamente 3 llegaron a adultos. Es fácil hacerse una idea de lo mal que lo pasaron en la posguerra. Posteriormente, durante el franquismo, a base de tesón y trabajo mi padre alcanzó un cargo intermedio en una fábrica y consiguió una vida relativamente acomodada. Años después, cuando el PSOE llegó al gobierno se quedó en  paro y ya con una edad avanzada no consiguió encontrar trabajo hasta su jubilación. Él asociaba el franquismo con una época de prosperidad y el socialismo con la decadencia.

A pesar de ser polos opuestos en política la verdad es que no solíamos discutir. Sí recuerdo el lío que se montó en casa cuando me llegó la carta del Ministerio de Defensa convocándome para hacer el servicio militar. Salí del armario político y le dije que jamás ingresaría en el ejército. Antes muerto. Y si no hubiese existido la objeción de conciencia habría optado por la insumisión, sin duda. Esto, sumado a mi ferviente ateísmo, ya le dejó claro a mi padre que le había salido un hijo rojo.  Qué se le iba a hacer.

Últimamente tengo cada vez más claro que España está igual de dividida que en la época de mi padre. Fraga, exministro franquista, y responsable directo de decenas de muertes, es enterrado con honores y como parangón de demócrata, ocultándose en la mayoría de los medios las verdaderas sombras de su vida. Baltasar Garzón, juez modélico en la lucha contra la corrupción y la droga, es llevado al banquillo por remover la memoria histórica del franquismo, gracias a una querella impuesta por la organización ultraderechista Manos Limpias. El escenario es similar al de los años 30: crisis extrema y polarización de las ideologías políticas.

Pero a pesar de todo soy optimista. Estoy convencido de que yo también le diré lo mismo a mi hijo cuando me pregunte qué pasó con la crisis, el 15M y la corrupción de todos estos años.  Que triunfaron los buenos.

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