No por previsible deja de ser
sorprendente la reacción general a la noticia de los papeles de Panamá. Resulta
que descubrimos ahora que las élites evaden al fisco utilizando paraísos
fiscales, nos indignamos por su manifiesta hipocresía y nos preguntamos si no
se podría haber evitado o evitar en un futuro. Olvidamos que los paraísos
fiscales son inherentes al capitalismo y a los privilegios de clase. Dicho de
otra forma: mientras haya capitalismo habrá paraísos fiscales o cualquier
otro método que permita a las oligarquías eludir los impuestos sobre sus fortunas.
Es consustancial e inevitable. No es posible “humanizar el capitalismo”, se
trata de una máquina voraz e imparable. Un ejemplo claro de esto es el reincidente
fracaso de la aplicación de la famosa “Tasa Tobin” (impuesto sobre las
transacciones financieras internacionales). Los poderes económicos llevan 15
años tumbando esta propuesta, tratándose tan sólo de una recaudación mínima (entre un 0’5% y un 1%) sobre su enorme pastel de especulación. No han cedido ni
cederán jamás porque se saben dueños de toda la tarta, migajas incluidas, y la
quieren entera.
Sin ir más lejos, la propia existencia de Panamá como país es fruto de la especulación mercantil. A EEUU le interesaba que Panamá se constituyera como estado separado de Colombia para poder apropiarse y beneficiarse de los derechos del Canal y no dudó en enviar a la Marina para conseguirlo. Si en Cataluña hubiera un istmo que separara dos océanos y ahorrara miles de kilómetros en las rutas marítimas hace tiempo que habrían conseguido la independencia.
El primer paso para solucionar un problema es tener clara la causa. No se trata de cuatro o cuarenta mil evasores, es el sistema. No se trata de Panamá, Suiza o las Islas Caimán, es el capitalismo.
Sin ir más lejos, la propia existencia de Panamá como país es fruto de la especulación mercantil. A EEUU le interesaba que Panamá se constituyera como estado separado de Colombia para poder apropiarse y beneficiarse de los derechos del Canal y no dudó en enviar a la Marina para conseguirlo. Si en Cataluña hubiera un istmo que separara dos océanos y ahorrara miles de kilómetros en las rutas marítimas hace tiempo que habrían conseguido la independencia.
El primer paso para solucionar un problema es tener clara la causa. No se trata de cuatro o cuarenta mil evasores, es el sistema. No se trata de Panamá, Suiza o las Islas Caimán, es el capitalismo.
Cristo te ama
ResponderEliminar