¿Cuál es la república más pequeña
del mundo? ¿Y el país más pequeño de Oceanía? ¿La nación con mayor porcentaje
de obesos? Todas estas preguntas tienen la misma respuesta: Nauru, un
pequeño estado micronesio situado cerca de la línea del Ecuador. Está formado
por una sola isla de 21km2, cuyo origen geológico parecen ser depósitos de
guano acumulados durante miles de años, o lo que es lo mismo, la isla se
sustenta sobre un enorme montón milenario de mierda de pájaro. Fue la
explotación de la minería de este suelo, rico en fosfato, lo que le proporcionó
al país en los 70 su época gloriosa de bonanza económica, llegando el PIB per
cápita a ser uno de los más altos del mundo.
Hasta aquí todo genial.
Prosperidad, paz e independencia en una isla del Pacífico sobre una montaña de
heces. Pero la gestión de esta riqueza no fue precisamente óptima. La mano de
obra empleada para la extracción del fosfato se importó, mayoritariamente de China, y los nuaruanos se conformaron con vivir de rentas y
subsidios sin trabajar. El capital por tanto se fugó progresivamente del país
rumbo a Asia. Después llegó la crisis de los 80, el fosfato dejó de venderse como
antes y el impacto ambiental de su explotación masiva impedía ya el cultivo de
gran parte de las tierras. A partir de ahí comenzó la deriva de un país sin
recursos y una población acomodada. Endeudamiento exponencial, transformación
en paraíso fiscal, sucesión de gobiernos inoperantes y más crisis. A esto hay
que sumar la occidentalización de su dieta y el sedentarismo que elevaron su
tasa de obesidad hasta el 94%, muy por encima de otros países top gordos como
EEUU (69%) o México (71%). Las consecuencias directas de esto fueron el aumento
de las enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión o arteriosclerosis, la multiplicación de las muertes cardiovasculares y la
reducción de la esperanza de vida hasta los 58 años.
En resumen, el despilfarro, la
mala gestión, las inversiones inútiles, la explotación descontrolada de los recursos, la corrupción y la mala distribución de
la riqueza arruinaron el futuro de un país privilegiado. ¿De qué me suena esto?
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