Recuerdo
una anécdota que me ocurrió hace años junto a unos amigos en la feria
de informática SIMO de Madrid. En uno de los múltiples puestos de venta
de artículos para ordenador habían expuestos CDs vírgenes de oferta. Le
preguntamos a una de las dependientas que atendían el chiringuito por la
duración de estos discos (con la intención de saber si eran de 74 o 80
minutos). La chica, con mejor presencia que formación en la materia, nos
miró como un conejillo ante los faros de un coche y, tras unos segundos
de cavilación, espetó su respuesta: -*trr-rrr-rrr-rrr*- … “500 años”
... -*¡patapumpish!*-. QUINIENTOS. Ni más ni menos. Supongo que en algún
sitio había oído campanas sobre la admirable conservación de estos
discos y soltó un número de años al azar. Dentro de lo que cabe fue
incluso comedida porque podría haber dicho un millón de años. Total, era
poco probable que ninguno de los presentes volviera pasado ese tiempo a
protestar.
Hoy veo la portada de Expansión y
me acuerdo de aquello. Sobre todo al leer la frase “La creación de empleo
podría llegar en 2014”. Falta añadir al final un “…o no”.
Esta afirmación tiene la misma fiabilidad que una predicción de Sandro Rey hasta las cejas de peyote. Ya no porque ninguno de estos 75
pitonisos supo prever la que se nos venía encima, sino porque básicamente, como decía
Einstein, no se pueden esperar resultados distintos si se continúa haciendo lo
mismo.
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