En
julio, a dos meses de la ejecución de su sentencia de muerte fue presentado al público “Elegido”,
el morlaco de la ganadería Antonio Bañuelos que mañana perecerá lanceado en el
bárbaro y vil espectáculo conocido como Toro de la Vega. Elegido,
de 600 kilos de peso, luce bravura, astas anchas despuntadas, planta enorme y
un precioso color negro carbón. En la foto de prensa en la que se anuncia el evento
él mismo parece adivinar su terrible fortuna. Hoy sus asesinos calientan ya
motores afilando sus aceros y lanzando vivas a su abominable fiesta. Año tras año, septiembre tras septiembre, los muchos a los que nos repugna siquiera compartir especie con sus verdugos nos enfrentamos a este
sanguinario acontecimiento, al que no tengo la menor duda pronto conseguiremos
poner fin. Pero ese final no nos hará olvidar esta gran derrota que es no
haberlo conseguido antes. ¿Qué responderemos a nuestros hijos cuando nos
pregunten cómo permitíamos a estos descerebrados cometer sus salvajadas
impunemente todos los años?
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