En mis 34 años de edad, que coinciden con los que llevo
viviendo en Valencia, nunca había asistido a la bajada de la senyera del balcón
del ayuntamiento el día del País Valenciano (9 d’octubre). Ayer por
primera vez presencié tan solemne acto acompañado de mi esposa y nuestro
primogénito, en un alarde de valencianía y sobre todo de no saber qué hacer con
el chiquillo un festivo con todo cerrado.
Coincidimos al llegar con la entrada de la legión, a la que
la mayoría de los presentes recibió con un efusivo aplauso, no sé exactamente
por qué. Conforme se fue acercando la hora del descenso de la bandera (12:00)
la plaza se fue llenando poco a poco de la derecha más rancia y variopinta: militantes
de España 2000, blaveros, peperos... Todos con un punto en común: el
anticatalanismo (camisetas de “no mos faraeu catalans”, “Valencia es España”,
etc.). Era una especie de casposa orgía de colores azules y rojigualdas. El
momentazo llegó al irrumpir en la plaza un pequeño grupo de 30 o 40 nazis,
brazo en alto, cantando una famosa canción patriótica de… MANOLO ESCOBAR. Ni
Berlanga habría ideado algo así. El momento fue tan friki que nuestro hijo de 2
años, al ver toda la parafernalia y banderolas y oír el jaleo arrancó a cantar
espontáneamente “cumpleaños feliz” intentando unirse así la fiesta.
Poco después hicieron descender la bandera, con
acompañamiento de música de la legión, aplausos y una pequeña mascletá de
fondo. A partir de ahí empezó la “procesión cívica” en la que exhibirían la
bandera por un corto recorrido por el centro de la ciudad, pero eso ya nos vino
grande y nos fuimos.
Dada la experiencia dudo que vuelva a presenciar tal acto de
exaltación patria, al menos voluntariamente. Eso sí, me quedo con la valiente
imagen de los trabajadores de Canal 9 afectados por el ERE protestando en
medio de toda esa marea pepera / facha. Olé por ellos, con un par.
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