Un tío mío es tan forofo del
Valencia CF que no puede ver ningún partido porque se pone demasiado nervioso.
Algo parecido me ocurre a mí con Salvados, el cual considero con diferencia el
mejor programa de la TV, y sin embargo algunas veces evito verlo para no encabronarme
demasiado. Bastante deprimentes son ya los domingos por la noche con el
inminente lunes asomándose para acostarse encima de mal humor. Pero el programa
de ayer sobre el accidente de metro de Valencia era diferente. Tocaba verlo sí
o sí, tanto por cercanía física (Valencia, la parada de al lado de casa) como en
cierto modo afectiva (conocía a uno de los fallecidos). El resultado, en mi
humilde opinión, el mejor Salvados de la breve pero intensa historia del
programa después de aquellos dos famosos sobre el fin de la violencia de ETA.
Puestos a sacarle defectos, eché en falta que se trataran dos asuntos: 1.- la manipulación mediática de Canal 9 en su día para ocultar el accidente (más info para el interesado aquí: “la estrategia del silencio”) 2.- uno de los gestos más obscenos de la tragedia: la retirada de las flores de homenaje a las víctimas en las escaleras de la estación para no ensombrecer la visita del papa.
Y puestos a buscarle virtudes, me gustó especialmente que descubrieran al mundo a ese siniestro personaje de película de mafiosos -o de nazis, no lo tengo claro- que es Juan Cotino. Me vino a la mente cómo Mónica Oltra, a quien Cotino ha insultado repetidas veces en el parlamento, ha asegurado en más de una ocasión que él es el peor de todos los sinvergüenzas del PP (y mira el dream team que tenemos en Valencia) y que los valencianos, incluyendo a los que le votaron, no nos merecemos un presidente de Les Corts como él.
Pero en especial me gustó un detalle que se pudo leer entre líneas: la responsabilidad del olvido de este accidente no fue exclusiva de los políticos. Aquí todos tuvimos culpa por falta de exigencia -y me incluyo incluso habiendo participado en alguna de las manifestaciones- y en concreto sus votantes cómplices por haber avalado / legitimado la gestión de este gobierno de gángsters concediéndoles reiteradamente el voto. Como bien responde Julio Anguita cuando alguien le dice que “los políticos son unos chorizos”: “chorizos vosotros, que les volvéis a votar”.
Puestos a sacarle defectos, eché en falta que se trataran dos asuntos: 1.- la manipulación mediática de Canal 9 en su día para ocultar el accidente (más info para el interesado aquí: “la estrategia del silencio”) 2.- uno de los gestos más obscenos de la tragedia: la retirada de las flores de homenaje a las víctimas en las escaleras de la estación para no ensombrecer la visita del papa.
Y puestos a buscarle virtudes, me gustó especialmente que descubrieran al mundo a ese siniestro personaje de película de mafiosos -o de nazis, no lo tengo claro- que es Juan Cotino. Me vino a la mente cómo Mónica Oltra, a quien Cotino ha insultado repetidas veces en el parlamento, ha asegurado en más de una ocasión que él es el peor de todos los sinvergüenzas del PP (y mira el dream team que tenemos en Valencia) y que los valencianos, incluyendo a los que le votaron, no nos merecemos un presidente de Les Corts como él.
Pero en especial me gustó un detalle que se pudo leer entre líneas: la responsabilidad del olvido de este accidente no fue exclusiva de los políticos. Aquí todos tuvimos culpa por falta de exigencia -y me incluyo incluso habiendo participado en alguna de las manifestaciones- y en concreto sus votantes cómplices por haber avalado / legitimado la gestión de este gobierno de gángsters concediéndoles reiteradamente el voto. Como bien responde Julio Anguita cuando alguien le dice que “los políticos son unos chorizos”: “chorizos vosotros, que les volvéis a votar”.