viernes, 27 de julio de 2012

Cataluña, la maté porque era mía


Hace varios meses pudimos escuchar en el programa Salvados de la Sexta unas declaraciones del exPresident de Catalunya Jordi Pujol que no tuvieron ni de lejos la repercusión que merecían. Me refiero en concreto al momento en el que Jordi Évole le preguntó a Pujol qué votaría en un referéndum por la independencia. El político respondió un sí como el Escorial de grande. Y dio sus razones: “hoy por hoy no tengo ningún argumento contra los independentistas. Tienen razón.”

El giro político que esto supone es enorme. Pujol como exlíder de CiU representa a la derecha tradicional catalana, casada hasta la fecha por provechoso matrimonio de conveniencia con la derecha de Madrid. Enlace extraño sí, pero parejas más raras se han visto.

Esta declaración pública fue la constatación de un divorcio inevitable que ya empezó a tramitar el PP recurriendo el Estatuto catalán al Tribunal Constitucional. 

Y esta misma semana hemos presenciado otro capítulo de esta separación por entregas: la petición de rescate de Cataluña, acompañada de la solicitud de una hacienda propia. Algo que lleva pidiendo a gritos el nacionalismo desde hace años y que Rajoy les va a negar con toda seguridad.

Es obvio que el independentismo catalán está cobrando fuerza día a día. Las razones principales de este auge son: 1- la catalanofobia española (véanse portadas del ABC)  traducida directamente en sentimiento nacionalista catalán. 2 - la crisis, porque en Cataluña ha calado y mucho la idea de que están pagando las insensateces de otros. Piensan, no sin falta de argumentos, que si se gestionaran ellos mismos las cosas no irían tan mal y encima no tendrían que soportar incómodas inmiscusiones ajenas.

Si la izquierda y la derecha catalana se unieran por el objetivo común de la independencia, estaríamos hablando de una holgada mayoría del electorado. El pepero de pro de Madrid seguirá con su cantinela de “¿en tu DNI qué pone?” o “Cataluña es España y punto”, pero lo cierto es que estamos en el siglo XXI y si Cataluña quiere, será independiente “y punto”. Dos casos similares le están abriendo el camino muy cerca: Escocia y Flandes. Ahora estamos en Europa, para lo bueno y para lo malo. Y al igual que puede venir Bruselas a sacarte los colores por vulneración de derechos humanos (anulación de la doctrina  Parot) o a dirigir sin rubor tus políticas económicas, podría intervenir perfectamente en un caso de secesión. Recordemos que el derecho a la autodeterminación de las naciones está reconocido por la propia ONU, por lo que cuenta por tanto con base jurídica internacional.

Por otra parte, pensemos con lógica, ¿qué haría Madrid si finalmente se convocara un referéndum? ¿sacar los tanques a las Ramblas?

Lo que debe hacer España si quiere conservar Cataluña es cambiar el chip de una vez. O valora lo que tiene ya o lo perderá para siempre. Y eso sí que no tendrá vuelta atrás.

miércoles, 25 de julio de 2012

La sonrisa del fascista



Mi mejor amigo siempre me habla con justificado orgullo de su abuelo republicano, condenado a muerte en el franquismo por ayudar a los rojos falsificando documentación. La pena capital le fue conmutada al tiempo por cadena perpetua, para luego volver a ser condenado a muerte por otro tribunal, hasta finalmente salir de la cárcel años después por un indulto. Durante todo ese calvario de condenas su mujer se tuvo que jugar el tipo haciéndose pasar por su hermana para poder visitarle en la cárcel, a riesgo de ser capturada también. Historias de película de una España no tan lejana que algunos quieren dejar escondida en las cunetas.

El otro día mi amigo me habló de un concepto que su abuelo mencionaba a menudo: “la sonrisa del facha”. Hacía referencia a ese odioso gesto de superioridad que lucen los fascistas incluso, o sobre todo, cuando están jodiendo a los demás. Es esa sonrisilla tontorrona sustentada por su estatus de clase pudiente. Muchos borregos herederos de la España del “vivan las cadenas” aplauden ingenuamente estos gestos afirmando que son una demostración de mano dura. (Véase la sonrisa de Esperanza Aguirre hablando de quitar subvenciones y “mamandurrias” mientras enchufa a su hermana con Ana Botella).

Esa sonrisa del fascista es inversamente proporcional a la nuestra, a la de los trabajadores. Su alegría es nuestra desgracia y para ejemplo el despiporre del PP en el Congreso aprobando los mayores recortes de la historia de nuestra democracia.

Muchos hablan de la crisis actual como una guerra encubierta. Y si es así,  desde luego en lo que se refiere a la moral nos la están ganando. Tenemos que sacar pecho y borrarles sus sonrisas fascistas de la cara para lucir la nuestra. Detrás de la suya está su orgullo de clase y de dinero, pero detrás de la nuestra está el placer de habernos ganado lo nuestro con honradez, trabajo y esfuerzo, sin corruptelas, ni enchufes, ni mierdas. 

Empecemos por ahí.

jueves, 12 de julio de 2012

El odio


El odio es un sentimiento realmente asqueroso, siempre acompañado de otros igual de sucios, como la ira, la rabia y la impotencia. Afortunadamente no lo suelo sentir, pero desde ayer me corroe por dentro como un gusano. Siento el más profundo odio por el presidente de este Gobierno títere y su tropa de compinches. Por esa gentuza que ayer aprobó los mayores recortes de la historia de España, habiendo jurado y perjurado mil veces no hacerlo, desenmascarando definitivamente el fraude electoral del 20-N. Les odio por sus mentiras y por su total falta de principios, no habiendo nadie capaz de dimitir en sus filas, aferrados al cargo como alimañas. Pero les odio sobre todo por los vítores, aplausos, risas de hiena y alguna que otra coña con las que celebraron ayer la desgracia de millones de españoles. Dieron así a la historia una de las imágenes más surrealistas y vomitivas que jamás haya visto un país democrático. Mi único deseo, que no es poco, es que esa imagen les acompañe hasta la muerte a todos. Igual que acompañará la foto de las Azores a Aznar junto a la sombra de sus crímenes de lesa humanidad. Que esa estampa de soberbia, jactancia y camaradería burlona mientras nos hunden a todos se grabe a fuego en la mente de todos aquellos que vayan a coger una papeleta del PP las próximas elecciones.

Hoy me acuerdo de muchos. Me viene a la mente el Rubianes (Pepe), porque él tenía una gracia especial para hablar de estos fachas cabrones que ahora, encima, se ríen de nosotros. A él le sobraban la simpatía y los adjetivos que a mí me faltan. Me lo imagino haciendo un especial anoche, allá donde esté, sobre la situación actual de esta, como él diría, puta España. Y también de Raimón y su “Diguem NO”. Canción de hace 40 años con plena vigencia ahora. Al menos, en aquella época, las injusticias sirvieron como germen para la caída del régimen.

Tenemos que hacer algo. Este odio que sentimos muchos se tiene que transformar en algo bueno. Todo esto no puede quedar así. Luchemos como lucharon las generaciones que nos preceden contra la injusticia. Diguem NO.




(Lletra)

Ara que som junts
diré el que tu i jo sabem
i que sovint oblidem:

Hem vist la por
ser llei per a tots.
Hem vist la sang
-que sols fa sang-
ser llei del món.

No,
jo dic no,
diguem no.
Nosaltres no som d'eixe món.

Hem vist la fam
ser pa
dels treballadors.

Hem vist tancats
a la presó
homes plens de raó.

No,
jo dic no,
diguem no.
Nosaltres no som d'eixe món.

No,
diguem no.
Nosaltres no som d'eixe món.

(Letra)

Ahora que estamos juntos
diré lo que tú y yo sabemos
y que a menudo olvidamos:

Hemos visto al miedo
ser ley para todos.
Hemos visto a la sangre
-que sólo hace sangre-
ser ley del mundo.

No,
yo digo no,
digamos no.
Nosotros no somos de ese mundo.

Hemos visto al hambre
ser pan
para los trabajadores.

Hemos visto encerrados
en la prisión
a hombres llenos de razón.

No,
yo digo no,
digamos no.
Nosotros no somos de ese mundo.

No,
digamos no.
Nosotros no somos de ese mundo.