martes, 28 de diciembre de 2010

Charlie Fabra


Recuerdo que de pequeño mi padre me contó en varias ocasiones la anécdota según la cual Charlie Chaplin se presentó de forma anónima a un concurso de imitadores de Charlot y tan solo consiguió quedar segundo. No ganó. Al parecer hubo otro que supo hacer mejor de él que él mismo.
Ante esta historia me planteo dos cuestiones:
1 – La multitud de aplicaciones prácticas que tiene, dejando a un lado lo paradójico que puede resultar, que alguien haga mejor de ti que tú mismo.
2 – Si Chaplin hubiese revelado previamente su verdadera identidad los jueces no habrían tenido la osadía de no concederle el primer premio. Lo que demuestra algo que, por otra parte, ya sabíamos: los jurados, hasta los de un concurso de cómicos, están claramente influenciados por quién eres y por el qué dirán.
Casualmente hoy al escuchar las noticias me pregunto si habrá pasado algo parecido con el juez de la Audiencia de Castellón que ha decidido que los delitos fiscales imputados a Carlos Fabra, por los cuales se enfrentaba a una pena de hasta 15 años de cárcel, han prescrito. Quizá ha resultado influenciado por el nombre del acusado y eso ha pesado más que el propio sentido de justicia.
O eso, o de repente le han poseído unas irrefrenables ganas de protagonizar una charlotada (término recogido en la RAE y a partir de ahora también en los juzgados de Castellón) y ha conseguido aportar así su granito de arena para el bochornoso espectáculo en el que se ha convertido la justicia valenciana.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Els quatre gats


En Barcelona junto al Portal de l'Àngel está situado el peculiar café-restaurante "Els Quatre Gats", diseñado por el arquitecto Puig i Cadafalch.
Este local resultó ser el punto de encuentro preferido de artistas tan conocidos como Pablo Picasso, Luis Buñuel y Federico García Lorca, para sus tertulias y discusiones sobre arte y política.
Parece increíble que en un mismo café pudiera coincidir gente tan importante de la historia del arte y la cultura. La posibilidad de que acudieran juntos es remota puesto que Picasso era unos veinte años mayor que los otros dos, pero quién sabe, a lo mejor se dio el caso.
Si efectivamente sucedió, lo lamentable es que ocurriera a principios del siglo pasado y no de este, en plena era digital. Siendo así ahora bastaría con poner en youtube “Picasso + Buñuel + Lorca + quatre gats” para ver vídeos de los tres artistas en el local escribiendo, dibujando, debatiendo o quizá discutiendo. Seguro que además el restaurante ahora dispondría de una webcam para conectarnos en directo. Además los tres tendrían la correspondiente cuenta en facebook o en twiter de todo famoso que se precie, con lo que ellos mismos nos brindarían información detallada de su vida día a día.
Por el contrario, es precisamente el hecho de que el sitio tenga más de cien años y de que fuera el epicentro del bullicio intelectual de la Barcelona de principios del siglo XX lo que le confiere a “Els quatre gats” su emblemático atractivo. Cuando leí la historia de este café me imaginé pasando una tarde con estos tres personajes, simplemente disfrutando como espectador de alguna de sus conversaciones. Quizá, situándonos en aquellos años, hablarían de la demente gran guerra que había desangrado Europa. O tal vez sus temas tendrían un carácter más profesional y se ceñirían al arte y a futuros proyectos, conversando exclusivamente de pintura, cine, teatro o poesía.
Aunque es posible que les esté idealizando demasiado porque, en el fondo, además de genios eran personas corrientes. Quién sabe, a lo mejor simplemente se pasarían la tarde hablando de fútbol y de motos.

jueves, 16 de diciembre de 2010

girando la manivela


Hice esta foto la semana pasada en la C/ Preciados de Madrid. La imagen capta justo el contraste que quería: por un lado la quietud de la señora de la caja de música y por otro el ritmo vertiginoso del gentío que pasa a su lado, casi arrollándola.
Recordaba a esta mujer de un programa de “callejeros”. Me llamó la atención porque cuando la entrevistaron ella reconoció ser analfabeta. Su ignorancia llegaba al punto de desconocer los títulos de las seis canciones que tocaba con la caja de música. Sólo tenía seis y las había estado tocando toda su vida. Sin embargo no le importaban sus nombres y estoy seguro de que tampoco le importaba cómo funcionaba la máquina por dentro. Es más, sin conocerla estoy convencido de que no le interesan en absoluto otros temas que nos afectan a todos, como puedan ser los conflictos laborales, el inminente recorte de los derechos de los inmigrantes en Europa o la cortina de humo de los controladores que ha aprovechado el Gobierno español para eliminar las ayudas a los parados de larga duración… a ella sólo le importa que cuando gire la manivela, la máquina siga sonando.
… a ella?